Las Casas de Semillas son espacios comunitarios de almacenamiento y organización de semillas construidos o remodelados con el fin de preservar las semillas y la agrobiodiversidad. En ellas son almacenadas especialmente las semillas criollas, originarias de la propia comunidad, que las cultiva, selecciona y multiplica. Adaptadas a la realidad local, las semillas criollas pasan de generación en generación y con esto son más resistentes al ambiente local. Las Casas de Semillas garantizan la preservación de estas semillas criollas así como de la agrobiodiversidad, ya que son conservadas múltiples especies y variedades. Las Casas también contribuyen para la autonomía de agricultores y agricultoras, que ya no son más dependientes de la distribución gubernamental de semillas, ni de semillas modificadas genéticamente. Al guardar semillas criollas, las Casas de Semillas son importantes para el fortalecimiento comunitario y para la garantía de la seguridad alimentaria de las familias que participan en ella.
Las Casas de Semillas son una importante estrategia de convivencia con el Semiárido, principalmente cuando esta se encuentra aliada a otras posibilidades, como el almacenamiento de agua para consumo humano y para la producción de alimentos, con tecnologías sociales como cisternas. Estas tecnologías son fruto del conocimiento y sabiduría acumulados por agricultores y agricultoras, quienes a través de generaciones desarrollaron una amplia experiencia a partir de la observación de la naturaleza. Dependiendo de la región, las semillas criollas son conocidas con otros nombres. En el Semiárido brasileño hay grandes variedades de nomenclaturas, que simbolizan la relación de afecto que las familias agricultoras y poblaciones tradicionales tienen por las semillas que las acompañan hace generaciones.
El conocimiento de agricultores y agricultoras posibilitó las mejores estrategias para convivir con el Semiárido, como lo es la cultura de la conservación de semillas, que surge de la práctica de las familias de seleccionar y almacenar semillas adaptadas a las características de la región. Estas experiencias, familiares y comunitarias, han mejorado y salvaguardado el patrimonio genético del Semiárido. Las Casas de Semillas permiten a las familias que acceden a ellas y las integran, un conocimiento también en la gestión comunitaria, la preservación de la biodiversidad local, la posibilidad de sistemas agroalimentarios más complejos y la seguridad alimentaria.
Cada comunidad define la ubicación, la forma de gestión, así como qué se debe almacenar y qué se debe comprar para la Casa de Semillas. Las semillas pueden ser alimentarias (cultivos permanentes, anuales, para uso en el patio, etc.), forrajeras, fertilizantes, nativas, forestales, medicinales, y pueden ser almacenadas en forma de granos, raíces, tubérculos, esquejes, flores, hojas, cáscaras, etc. La dinámica comunitaria de las Casas de Semillas permite un intercambio horizontal de conocimientos entre agricultores y agricultoras, potenciando sus habilidades para experimentar soluciones para las dificultades inherentes a su entorno de vida y producción.
Los cuidados con la Casa de Semillas son esenciales para su mantenimiento, procurando dejar el espacio iluminado, limpio y ventilado. Así también debe hacerse una adecuada conservación de las semillas, manteniendo limpieza y separación, para que éstas tengan una vida larga. Además deben cuidarse los utensilios, tales como balanzas, coladores y barriles. La valorización de los saberes y conocimientos locales son fundamentales para el fortalecimiento del potencial productivo y económico, así como para su conservación.
Ações Sementes do Semiárido. Articulação Semiárido Brasileiro (ASA).
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