Daki Semiárido Vivo
Un intercambio internacional sin precedente se desarrolla en las regiones Semiáridas de Argentina
Entre los días 26 de junio y 5 de julio, se llevó a cabo el intercambio internacional entre regiones semiáridas de América Latina, en Argentina. El mismo forma parte del 2º Programa de Formación en Agricultura Resiliente al Clima del Proyecto DAKI – Semiárido Vivo, y tendrá próximamente una edición en el Corredor Seco Centroamericano y otras tres en la región semiárida brasileña. Esta actividad da continuidad al 1º Programa de Formación, realizado en 2022 en formato educación a distancia, con actividades territoriales. Se trata de
“Una posibilidad única de que el grupo visite, conozca e interactúe tanto con las experiencias y tecnologías que sistematizamos, como también con las personas y redes con las que intercambiamos saberes durante el primer programa de formación”, explica Esther Martins, coordinadora de proyectos Plataforma Semiáridos.
El intercambio se desarrolló en tres momentos, involucró dos rutas paralelas y contó con la participación de más de cincuenta personas. Además de las provenientes de distintos puntos de Argentina, participaron doce intercambistas extranjeros: tres de El Salvador, ocho de la comitiva de Brasil y uno de Paraguay. Este encuentro internacional contó además con el involucramiento de más de doscientas personas de las comunidades locales.
Las rutas del intercambio
En una primera instancia, la totalidad de los participantes compartieron actividades y recorrieron juntos algunas localidades de la provincia de Santiago del Estero. Se conoció la experiencia de la Mesa de Organizaciones del Centro de Santiago del Estero (MOCeSE) y el grupo de Mujeres de la Federación de Organizaciones de Agricultura Familiar Tukuy Kuska, así como reservas campesinas.
Luego de los primeros días compartidos por el grupo general, los participantes se dividieron en dos rutas paralelas que siguieron diferentes destinos:
Por un lado, la comitiva que viajó hacia el Noroeste Argentino (NOA), a las provincias de Jujuy y Salta, donde se conocieron distintas experiencias en torno a modelos de producción agroecológica y sustentables, acceso al agua, defensa de la tierra, educación bilingüe e intercultural indígena, entre otras.
Por el otro, se visitó el Noreste Argentino (NEA), en la provincia de Santa Fe, donde se conocieron experiencias relativas a la propuesta de manejo silvopastoril, acceso a la conectividad, educación por alternancia, conservación y manejo de bosques, y sistemas de producción agroecológicos.
Hacia el final del intercambio, ambos grupos estaban separados por alrededor de 1200 km, por lo que el cierre se desarrolló a través de una actividad conjunta por zoom.
Las dos potencialidades del Gran Chaco Americano
La región Chaqueña de los Semiáridos tiene particularidades que podrían servir de experiencia para aprender y replicar, así como para prevenir conflictos en otras regiones:
Una de las experiencias de mayor relevancia la región chaqueña, es la del “Manejo Silvopastoril”. Se trata de una práctica que combina la silvicultura (cultivo de árboles) y la ganadería en un mismo sistema de producción. En Argentina, esta técnica ha adquirido relevancia debido a sus beneficios ambientales, económicos y sociales.
Los sistemas silvopastoriles permiten diversificar los ingresos de productores familiares ya que, además de la producción de carne, leche o lana, se obtienen beneficios económicos a través de la venta de madera y productos forestales no madereros (como frutos, aceites esenciales y miel). Esto contribuye a la producción sostenible y diversificada al tiempo que promueve la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo rural.
Durante el intercambio, la UOCB fue la organización anfitriona de la Ruta NEA y sus integrantes compartieron como fue el proceso de ser “unos pocos” quienes aplicaban el Manejo Silvopastoril o “manejo de bosques” y unos años después, gracias a replicar la experiencia en diferentes sectores y a la aprobación de una Ley provincial de Bosques, el manejo Silvopastoril se multiplicó en otras regiones y se posicionó como una verdadera herramienta de transición agroecológica aplicada a nivel local.
Este fue uno de los casos sistematizados por el proyecto Daki Semiárido Vivo, click aquí para acceder a más información.
Por otro lado, en la ruta NOA, los participantes pudieron conocer en profundidad la problemática de acceso a tierra que tiene la región Chaqueña. En muchos casos las familias campesinas e indígenas no cuentan con “seguridad” respecto a la tenencia de su propia tierra y esto las coloca en una grave situación de vulnerabilidad frente a otras personas o empresas que quieren avanzar por sobre sus territorios. En muchos casos, las situaciones se tornan inmanejables y se producen desalojos violentos en donde las familias pierden sus tierras.
Durante la ruta, se pudieron conocer diferentes estrategias de lucha y resistencia que fueron implementadas por parte de las organizaciones locales (entre ellas el “Mapeo Participativo”), que lograron en muchos casos la mejora de su situación, y la posibilidad de vivir y producir en sus propios territorios sin necesidad de migrar. Mediante diferentes prácticas, técnicas y políticas las organizaciones se fortalecen y propician un entorno favorable que mejora el ejercicio de los derechos de las poblaciones locales.
Este fue otro de los casos sistematizados por el proyecto Daki Semiárido Vivo, click aquí para acceder a más información.
El DAKI en el territorio chaqueño
Durante el recorrido por las distintas localidades y comunidades que formaron parte de las rutas del intercambio, se pudo constatar la gran apropiación por parte de las personas del contenido y de todo el proceso que significó el primer programa de formación. En palabras de Esther Martins,
“Conocer la realidad de esas comunidades, organizaciones y grupos que estaban haciendo el proceso de formación fue muy impactante para entender realmente cómo el DAKI ha llegado a las comunidades a nivel local y cómo las personas se identificaron, aprendieron, están multiplicando y realmente utilizando los conocimientos del DAKI”
Asimismo, este cierre del proceso dio cuenta de todas las articulaciones y nuevas formas de organización que derivaron del proyecto. El programa está en boca de la gente, forma parte de su discurso, demostrando una gran apropiación de todos los nuevos conocimientos adquiridos a través de los distintos procesos de enseñanza-aprendizaje.
Algunos ejemplos concretos como “que el certificado sirvió para que una persona lograra trabajar en una escuela como promotor agroecológico; que la lucha por la defensa de un río fuera organizada o mejor articulada a través de las sistematizaciones de los procesos del proyecto final de DAKI” (Esther Martins) dan cuenta de cómo el programa caló hondo en sus participantes, logrando resultados concretos y a corto plazo.
¿Qué aporta este intercambio a las regiones semiáridas de América Latina?
La riqueza del compartir experiencias es uno de los ejes de este tipo de encuentros, sumado a poder caminar el territorio y verse cara a cara después de todo el proceso virtual que implicó el Primer Programa. El intercambio implicó un espacio de encuentro con otros, con un gran poder motivador y transformador.
En palabras de Gabriel Seghezzo,
“El intercambio tiene algo muy fuerte que es que toca lo afectivo. Más allá de la cuestión técnica (…) lo que transmite es como una sinergia entre toda la gente que participa. (…) Lo que genera es una comunión muy fuerte entre los diferentes grupos. Hay un poder de transformación social más allá de lo técnico. Eso es metodológicamente distintivo: convivir, estar, ver otra realidad, reconocerse en el otro”.
Los que vienen de afuera logran percibir el trabajo territorial y los procesos de lucha y de trabajo de las comunidades locales, y es en este reconocimiento, producto del compartir, donde se logran vislumbrar las semejanzas y diferencias con los propios territorios. Es un aprendizaje mutuo, de intercambio tanto de conocimientos así como también de experiencias y de cultura.
En palabras de los propios participantes:
“Otro aspecto interesante que es parte de este proceso de intercambio entre distintas realidades y países, fue acompañar la delegación de Brasil (…), este intercambio entre regiones y entre distintas formas de convivencia con la naturaleza semiárida fue muy rico y para los brasileños fue muy impactante (…) Ese proceso de aproximación y al mismo tiempo de distinción es muy impresionante. La gente se quedó muy impactada de encontrar muchas semejanzas entre la naturaleza, entre las problemáticas principales, los modos de vivir de la gente y también muchas distinciones entre las prácticas aplicadas, las técnicas, las formas de organización. Entonces, identificar aproximaciones y distinciones y encontrar ahí dentro de este proceso lo que hay que intercambiar, lo que se puede aprender y lo que se puede enseñar”Esther Martins, facilitadora de Plataforma Semiáridos
“ (…) estoy amando la experiencia, muy buena, intercambio de conocimientos, conocer varias personas (…) conversamos con personas que tienen dificultades pero que están luchando”
Maria da Guia, mujer quilombola de Paraiba.
“El intercambio nos permitió hablar un poco sobre las potencialidades del semiárido y también los desafíos, así como también estrechar lazos”
Jucimar, parte del equipo de Caatinga y de ASA Brasil
“El intercambio me parece muy bueno ya que podemos relacionarnos con personas de diferentes países y provincias también, e intercambiar nuestras culturas charlando con ellos”
Yamill Marchetti, joven de la EFA Intiyaco