Mujeres en la construcción de una agricultura resiliente al clima

En el 5º Encuentro de Intercambio de Conocimientos de Brasil, estudiantes de DAKI – Semiárido Vivo discutieron el rol de la mujer en el desarrollo de la Agricultura Resiliente al Clima (ARC). Estuvieron presentes 24 personas a través de la plataforma Zoom.

Los cuatro encuentros anteriores, si bien tuvieron a las mujeres como protagonistas de las iniciativas, abordaron otros temas como semillas nativas, manejo de suelos, traspatios productivos, reúso de aguas grises, agroforestería y otros, explicó Ana Paula Ferreira, asesora pedagógica del 1er Programa de Formación en Agricultura Resiliente al Clima.

Tres mujeres, estudiantes del programa, fueron invitadas a compartir sus experiencias agrícolas. Junto a las organizaciones en sus territorios traen historias de innovación campesina que les permiten convivir con el Semiárido. Al mismo tiempo, representan una diversidad de identidades y formas de interactuar con el entorno, como lo señala Laeticia Jalil, integrante del Comité Pedagógico de DAKI – Semiárido Vivo.

La organización de las mujeres en Serra da Borborema

Maria Helena Silva Barbosa, del estado de Paraíba – Brasil, contó sobre la realización de su sueño: producir plántulas. “Me gustan mucho las plantas, pero en mi casa era difícil tener agua, ya que las cisternas no alcanzaban para cuidar las plántulas”, recordó. Todo cambió cuando tuvo la oportunidad de instalar un sistema de Reutilización de Aguas Grises asesorada por ASPTA, una organización que trabaja con agricultura familiar y agroecología en la región de Serra da Borborema en Paraíba.

El agua tratada dentro de su propio terreno pasó a ser utilizada para el crecimiento de las especies. “Hoy ya hay demanda para la venta de plántulas de acerola y marañón”, alardea María Helena. La experiencia de María Helena también la viven otras mujeres en el Complejo Borborema. Esta iniciativa es parte de un campo de lucha que culmina colectivamente en la Marcha por la Vida de las Mujeres y por la Agroecología, dice Nirley Andrade, asesora de ASPTA en la región.

Mujeres sembrando y tejiendo algodón agroecológico

Eliana Fernandes, de Quilombo Gurutuba en el estado de Minas Gerais, habló sobre la experiencia de su comunidad con la siembra y tejido de algodón agroecológico. En su región predomina este cultivo, pero bajo el uso de pesticidas y proveniente de la agricultura extensiva. Eliana y su comunidad decidieron sembrar algodón agroecológico a través del Proyecto Tecendo Autonomía, una iniciativa del Centro de Agricultura Alternativa do Norte de Minas (CAA), una organización que trabaja con la agroecología en el Norte de Minas.

Para llevar a cabo la siembra de algodón agroecológico, Eliana y otras mujeres tuvieron que enfrentarse al “gorgojo”, plaga que afecta a esta plantación. Fue entonces cuando un grupo de mujeres comenzó a realizar experimentos para combatir la peste, utilizando la homeopatía, la orina de vaca y el propio gorgojo del algodonero. La experiencia fue exitosa y fueron a replicarla en sus jardines. “Tenemos que usar lo que nos da la madre naturaleza”, enseña ella, quien también es usuaria de homeopatía.

La siembra de algodón agroecológico en la región representa un proceso de replanteamiento de esta cultura, una nueva forma de resistir, comentó Laeticia Jalil. Además, el tejido, actividad que también realizan, muestra cómo el trabajo de las mujeres en la Región Semiárida es más amplio que la agricultura, incluyendo el cuidado doméstico.

Con las cisternas, las mujeres pueden producir

Cinelândia Silva Souza Araújo, de Quilombo Cascavel, estado de Maranhão, habló sobre la importancia del Programa de Capacitación en Agricultura Resiliente al Clima para que ella y otras personas puedan mirar una historia de construcción de conocimiento y aprendizaje sobre la convivencia con el Semiárido. “Antes, en nuestra región, las mujeres no producían porque no tenían agua. Había pozos, pero el agua no alcanzaba para producir cultivos, era algo que mejoraba”, recordó.

Como resultado del trabajo conjunto con la Articulação do Semiárido Brasileiro (ASA), su quilombo fue equipado con cisternas y ella y otras mujeres aprendieron no solo cómo almacenar agua, sino también cómo integrarla en la plantación. “Hay mujeres que siembran maíz, calabaza, sandía. Aumentó de la oferta y comercialización de alimentos. Hay pueblos que todavía viven de esta agua”, celebra.

Para Cinelândia Araújo, conquistar el derecho al agua también está ligado al derecho a la tierra, a la energía ya la asistencia técnica. Espacios como este encuentro de intercambio de saberes han servido para reafirmar la importancia de la autoorganización y formación de las mujeres. El DAKI – Semiárido Vivo ha sido importante para visibilizar y sistematizar estas narrativas, comenta Laeticia Jalil.

Consulte las ediciones anteriores del Intercambio de conocimientos

En su 1ª edición, la comunidad Carneira Veríssimo, del Estado de Paraíba, trajo como tema “Semillas y especies criollas y nativas”.

Ya en la 2ª edición, el Territorio Sisal, en el estado de Bahía, trajo el tema de “Gestión de suelos” como una forma de enfrentar los procesos de erosión.

En la 3ª reunión, el Grupo de Mujeres del Sertão do Apodi presentó el plan de fortalecimiento de los traspatios productivos a partir del manejo de aves camperas.

En la 4ª edición, mujeres de Chapada do Araripe, en el estado de Pernambuco, hablaron sobre sistemas agroforestales y reutilización de aguas grises.

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